Otras cosas que voy recordando

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  • En Facebook yo le daba recargar una vez tras otra a la página de inicio y me aparecían dos ofertas de trabajo, una como niñera («casualidad», en mis veintes me fui de au pair, pero no porque fuera mi meta en la vida, era un trabajo de transición en el que esperaba aprender el idioma y tener una experiencia en otro país y descubrir temas para poder escribir) y otra en una agencia de marketing. Las dos, opuestas una de la otra -quien busca trabajo en una agencia de marketing no lo hace al mismo tiempo como niñera-, en un solo post.
  • En Facebook creé un evento por mi cumpleaños. Lo hice privado. Hice una pregunta sobre las preferencias de bebida para la fiesta. Cambiaron la privacidad del evento y después cualquiera de mis contactos podía ver el evento y responder la encuesta. No me dejaba cambiar la privacidad, así que tuve que borrar el evento y crear otro.
  • Subí una foto de una caléndula a mi Instagram y un segundo después apareció en la televisión un comercial de Genomma Lab de un producto que tenía caléndula como principio activo, esto fue en el canal de Milenio online, lo estaba viendo desde YouTube. (Había expuesto en una clase de La Ibero un proyecto que hice con esa empresa, como empleada de una agencia de marketing político).
  • Subí un video a YouTube cantando y lo hice no listado, nadie tendría que haberlo visto, y cambiaron la privacidad, cuando me di cuenta personas desconocidas lo estaban comentando.
  • Durante las clases en La Ibero justamente después de poner queja de la profesora Ana Chávez mandaron una encuesta a los alumnos acerca de los estudiantes, o sea, que calificáramos los alumnos a nuestros propios compañeros. Después extendieron esta práctica a otras materias, me pareció extraño.
  • Cometí el error de ser vulnerable y mandar un mail durante la pandemia en el que decía que «la publicidad maquilla la realidad y fuera de ese mundo las cosas no son tan alegres», una cosa así. Antes de este mail todo iba bien, pero desde que lo envié comenzó el acoso. Ese semestre trabajábamos con una empresa de ciberseguridad, sospecho de ellos. Después de este mail empecé a ver publicidad ultrapersonalizada con cosas que yo hacía o escribía de manera privada, por lo que la publicidad ya no solo me parece algo triste sino algo macabro.
  • A raíz de este correo fue que vi gente mutilada en Facebook.
  • Una vez quise entrar a la página de Servicios Escolares y me apareció una pantalla que decía, no recuerdo exactamente qué, pero no me dejaba entrar.
  • Esto que estuvieron haciendo me causó un brote psicótico por estrés: los mailings personalizados con mis conversaciones privadas, por ejemplo.
  • Una vez me apareció la página de La Ibero y había muchas cámaras que decían vigilancia, algo así.
  • La coordinadora de la maestría se la ha pasado diciendo mentiras respecto a nuestras interacciones, inventa que yo he reprobado materias, que yo le pedí que me dejara titularme de una forma que no tenía permitido por tener un siete, etc.
  • Este único siete lo obtuve derivado del brote psicótico causado por el acoso. Me estuvieron flasheando imágenes en la pantalla de las clases. Me movían acentos, textos, documentos de carpeta. Entregué mi trabajo en una fecha posterior pero tras enviar un comprobante médico de que estuve en el hospital. Y hay que ser muy mala leche para andar divulgando la mentira de que reprobé. Fue un tema médico que, tras dar a conocer al profesor, decidió que mi trabajo incluso sin haber entregado la última parte (pero que de todas formas le mandé después) alcanzaba un siete.
  • Al terminar de escribir un ensayo acerca de un libro llamado El cisne negro, alguien además me cambiaba el texto que editaba de manera local en mi computadora.
  • La mujer para la que trabajé en Doha decía que la CIA la espiaba. Como yo estaba escribiendo una novela de mi experiencia como au pair en Doha, comencé también a sospechar que algo tenía que ver. Ella me amenazó antes de irme porque pensaba que yo había ido a espiarla para escribir acerca de ella, de hecho pensó que había hecho entrevistas a las personas que trabajaban con ella antes de irme. Cuando le conté que había ido a mi embajada reaccionó diciéndome: “yo conozco al embajador de México, de hecho lo podemos invitar a cenar. Conozco a muchas personas y autoridades en México”. Lo esgrimió como una capa de poder como para manifestar que no le importaba que yo quisiera irme y que había ido a mi embajada.
  • Ella, estoy segura, tiene poder. Alguien hackeó no solamente mi celular, mi computadora, también los otros dispositivos como Kindle.
  • Estaba leyendo en el Kindle una novela de Elena Ferrante y de repente me apareció un texto que decía que “Princesas, castillos, oro, diamantes, nada de eso será para ti”. En ese momento solamente estaba recibiendo este tipo de mensajes a través de todos los canales digitales. Lamentablemente no hice una foto, pero es real. Luego quise encontrar este texto y comencé a buscar “diamantes” en el libro, con la opción de búsqueda, no apareció nada.
  • También compré por Apple Books el libro de un escritor llamado Maruan Soto Antaki, es hijo de una migrante siria que hizo radio en México y fue una intelectual que vivió aquí toda su vida. El libro se llama Casa Damasco, cuando lo compré solamente me dejaron leer el primer capítulo. Luego, decía que había leído el 100%. Así que escribí a Apple para que me devolvieran el dinero de la compra y sí lo hicieron. ¿Pero por qué no me dejaron leerlo completo? Se me hizo sospechoso porque ocurrió en la época de mayor acoso. De todas formas lo compré en físico y ya lo leí.
  • Después de la pandemia contraté a una persona tiempo parcial, como publiqué la vacante en mis redes, mandaron a un tal Raúl que estuvo unos meses en mi empresa, hasta ahora caigo en cuenta de que esta persona solo vino a fisgonear, por comentarios que solía hacer.
  • Ahora el acoso es solamente en La Ibero, pues sé que son ellos quienes tienen acceso a mis correos y mis llamadas, han sido muy obvios.
  • Quien lo hizo no sé qué quiso lograr.

De quiénes sospecho

Personal de La Ibero
  • Tal vez quisieron investigarme después de que puse una queja de la profesora Ana porque notaron que estaba muy enojada.
  • Pudieron ingresar a mi computadora y ver la pantalla de todo cuanto hacía.
  • Cuando escribía en mi diario personal, tomaron inputs para mostrarme publicidad personalizada y también los mailings.
  • Al haber leído mi diario vieron lo de la experiencia como au pair en Doha, dije que gran parte de las personas que van a hacer allá un trabajo que raya en la esclavitud son de nacionalidad india o filipina. No lo dije por insultar ninguna nacionalidad, lo menciono porque es un hecho. 
  • Para una de las materias pusieron una lectura de un académico indio llamado Arjun Appadurai que estaba por completo fuera del contexto de la clase pero dentro del contexto de lo que yo he vivido y había narrado de manera privada en mi diario.
  • Tengo además la impresión de que estuvieron compartiéndolo, no les bastó leerlo una vez.
  • Ya que estaban ocurriendo tantas “casualidades” entre mis actividades privadas en la computadora y lo que decían mis profesores, aún a sabiendas de que en un escenario normal jamás nos habrían puesto, por ejemplo, esa lectura de Appadurai, cada coincidencia dejó de sentirse bien. Cada cosa que decían no me causa afinidad sino repulsión porque estuvieron espiándome.
  • Como no reaccioné como esperaban (por cada acción se espera una reacción) quisieron alejarme de La Ibero, que me diera de baja.
  • Empezaron a mandarme mensajes insultantes como por ejemplo, en Facebook yo escribí un error ortográfico que me molestaba (como respuesta a un post de una compañera llamada Áurea) y en seguida me mandaron un mail con ese error en la línea de asunto.
  • Puse en un grupo de Facebook que como mercadólogos no deberíamos trabajar para ciertas empresas/marcas, etc. enseguida, Fernando Sánchez Prado, el profesor de Fundamentos cuantitativos, me añadió a Facebook y contestó a algunos de los post que hice en grupos de mercadólogos.
  • Después este mismo profesor es el que podía ver la pantalla de mi computadora personal durante las clases.
  • Tras ser atacada con miles de mailings de mil cosas: créditos hipotecarios, otras opciones de otras maestrías, etc. en una diapositiva de las clases de este profesor, puso “No hay viento favorable para quien no sabe a dónde ir” y lo tomé como algo personal por el contexto en el que puso esa frase. De ser así le respondo: “No hay viento favorable cuando estás rodeada de gente pendeja, como tú”.
  • Este mismo profesor me escribió por WhatsApp meses después y me dijo que había leído mi blog, cuando lo confronté por haber podido ver la pantalla de mi computadora durante la clases, solo dijo que «no lo recordaba». Cuando la respuesta ante algo así es un sí o un no. No se comete un crimen (espiar a otros) y después «se te olvida». Curiosamente estoy buscando el chat en mi celular y desapareció.
  • Tengo la impresión de que quisieron hacer algo bueno, pero solo consiguieron espantarme porque no lo hicieron bien. Ahora tengo mucho coraje.
  • Este fue de los peores acosos porque vieron mis videos y fotos íntimas y cada cosa que yo tenía en la pantalla de mi computadora.
  • Además es de los peores porque lo hicieron de La Ibero internamente, no como una broma, me imagino que es un mecanismo usual que tienen para tratar a “gente indeseada”, porque me queda claro que los ataques estaban orientados a que me diera de baja.

Móvil: que me diera de baja

Algún compañero de La Ibero
  • Tal vez por la pura diversión de hacerlo.
  • Lo de las cotizaciones falsas con nombres de criminales que eran los que me estaban contactando para algún servicio, esto se me hace una niñería, esto pudo ser un compañero.
  • La conferencia que me invitaron a dar de una escuela y al conectarme había puros avatares.
  • Durante las clases que impartía en Duolingo se conectó una persona que me mandó un comercial para que lo pusiera. Creo que era el empleado de una agencia, tal vez los mismos que hicieron los comerciales personalizados que me comenzaron a aparecer en línea. Tal vez como consecuencia del mail que le mandé a Aline quejándome de la profesora Ana, pues este es el evento con el que comenzó el acoso.
  • Tengo la impresión de que era de una agencia, tal vez de la que estaba generando este contenido ultrapersonalizado a partir de una ilegal violación a mi derecho a la intimidad, a partir de mi diario personal que era privado.

Móvil: Divertirse a mi costa.

La periodista paranoica de AJ+, en Doha
  • En mi diario yo escribí que esta señora era amiga del presidente Hugo Chávez y que tenía una visión muy idealizada de lo que eran las izquierdas latinoamericanas.
  • Me apareció un video de Luisito Comunica que decía que las personas en Medio Oriente admiraban a Hugo Chávez, que era algo muy común. Esto es fake, por supuesto. También el mismo día sacaron una entrevista con Fox, un expresidente que estudió en La Ibero.
  • Entre las cosas raras que me aparecían en Facebook estaban los contenidos de un canal llamado Nas Daily, creo que también tiene que ver con AJ+.

Móvil: Desacreditarme y confundirme, para que no publicara mi libro de mi experiencia allá y lo que vi.

Mis excompañeros de Cuadrangular
  • Una vez saliendo de la oficina fuimos a una cantina y estaba un militar por alguno de los proyectos que llevaba esta agencia. No sé qué rango tenía, pero me regaló una rosa.
  • Al irme, mi compañero de trabajo, que era el director operativo, me dijo que este señor trabajaba en el CISEN y que si le había dado mi teléfono seguro que al día siguiente ya sabría todo de mí.
  • Cuando recién entré a ese trabajo despidieron a una chica porque descubrieron que había estado conspirando y siendo sisañosa, en su lugar pusieron a otro chico como director operativo. Cuando le pregunté que cómo supieron eso, me dijo que habían leído el Telegram personal de todos en la oficina. ¿Cómo lo hicieron? No tengo idea.
  • Otro de los empleados de esa agencia se llamaba Javier. De él sospecho. En una ocasión durante todo este embrollo puse por Instagram que iría a una cafetería, cuando llegué a la cafetería, ahí estaba él.
  • Además fue él quien me mandó el proyecto de un sitio web al que había que hacerle el SEO y fue cuando alguien tomó control de mi computadora de manera remota y cambiaban el texto que estaba editando de manera local en un editor de html. Me ponían: “el sitio web fools.com dice que…” y finalizó con algo que mencionaba la disonancia cognitiva, cosa de la cual yo había escrito en mi diario.
  • Creo que al estarme investigando los de La Ibero, contactaron a los de este trabajo para pedir referencias (pues también me contactaron de otros trabajos, pero de una forma “normal”, los de Merca 2.0 me invitaron a impartir un curso). Pero los de Cuadrangular, graduados en mañas y trampas, pudieron haberme intervenido, pero no creo que hayan sido los únicos, no los creo capaces de haber hecho todo lo que me sucedió. Por ejemplo, ¿qué tan difícil es que te cambien el texto de Kindle, que controlen el Bluetooth de tu carro? ¿qué ganarían? Creo que fueron múltiples ataques de manera simultánea.

Móvil: Ridiculizarme y manifestar que soy incapaz de manejar un negocio propio.

Nuestros patéticos policías buenos para nada, que se metieron a mi casa cuando grité auxilio durante mi brote psicótico
  • Contexto previo: me apareció gente mutilada en el feed de Facebook, entré a la sección de contactos bloqueados y aparecían con la nariz deforme. Cosas así. No podía entrar a Brightspace ni a la página de Servicios en línea. Grité Auxilio. Los vecinos llamaron a la policía.
  • Llegaron y se metieron sin permiso a la casa.
  • Pensaron que yo era menor de edad y que mi novio me tenía ahí a la fuerza. Le pidieron mi INE. Se metieron a buscar no sé qué cosas por toda la casa.
  • No están entrenados para tratar con una persona que está atravesando por una situación psiquiátrica, no sé qué pensaron.
  • No tengo noción clara del tiempo y este episodio tiene un hoyo negro en mi memoria, pero debió ser al día siguiente o un par de días después. Busqué una playera en Amazon y al día siguiente salí a la calle y había una señora con la playera que yo había buscado en Amazon, estaba paseando un perro.
  • Durante un tiempo pasaban patrullas y se me quedaban viendo.
  • Esto ocurrió porque grité “Auxilio” pero porque no entendía lo que me estaba pasando en Internet, fue el semestre que me pusieron un siete. Fue en plena pandemia. Yo no salía, tenía dos meses sin salir a la calle, todo lo pedíamos por Internet y al llegar lo lavábamos, nos estábamos cuidando.
  • Cuando los policías llegaron y se metieron a la casa, no traían cubrebocas.
  • No solo grité Auxilio, lo escribí en un documento de Google Drive y quien tenía control remoto de mi computadora, lo cambiaba por “Auccilio”. En el historial de cambios de Google Drive no aparece registro de este documento.
  • En algún punto no me dejaba la computadora hacer búsquedas. Comencé a escribir más porque es el único recurso que tengo para sacar esta ansiedad.
  • Durante este periodo hice un curso en Coursera y la profesora del curso tenía un ojo morado. Estas cosas se pueden manipular de forma digital muy fácilmente, pero no sé de qué manera quien estuvo interviniendo mis medios de comunicación y podía controlar lo que me aparecía y la publicidad… eso no creo que ni La Ibero ni Cuadrangular tengan la capacidad de hacerlo.
  • Por eso sospecho también de la policía.
  • En una ocasión entré a Coursera y me comenzó a aparecer un texto en ruso en la página de inicio, pero no porque hubiera cambiado la configuración del idioma.
  • Sospecho también de ellos para cambiar las cosas que aparecían en mi Facebook. Mientras escribía mi libro estuvieron acosándome, cada cosa que yo escribía en el libro, me ponían un meme insultante en el feed de Facebook relacionado con eso.
  • También creo que fueron ellos quienes tenían control del Bluetooth de mi carro. 

Móvil: Creo que pensaron que yo era víctima de violencia doméstica y querían que me saliera de aquí, pero mi estado no se debía a maltrato doméstico sino al acoso cibernético que comenzó en La Ibero. Ojalá fueran así de preocupados en asuntos relacionados con criminales.

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