Casualidades no tan casuales

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En clases de La Ibero han puesto cosas que he mencionado en mis redes o en mis llamadas telefónicas. “Casualmente” hablaron acerca de una empresa en la que había aplicado para una vacante. Así como “casualmente” han mencionado cosas relacionadas con mis conversaciones PRIVADAS. Y “casualmente” y sin que venga a cuento, mandan mailings relacionados con mis actividades privadas (por ejemplo, un mail que tenía el logo de una institución a la que recién le había entregado un sitio web; un mail, cabe aclarar, que ni siquiera tiene relación con mis estudios de maestría sino que es de otra carrera).

Si yo escribo algo en algún foro privado, al día siguiente ponen un ejemplo relacionado en clases. Han hecho referencia a películas que menciono en mis medios privados de comunicación o a personajes. Por ejemplo, si hablo de Bugs Bunny en un foro privado, al día siguiente ponen una diapositiva que dice «That’s all folks». O bien, hice una mención en un artículo que escribí acerca de la película de Shrek, la siguiente clase ponen ese fragmento de video.

Comenzaron a llegarme solicitudes para corregir libros que usaban la misma estructura gramatical de mi escritos. De hecho podría hacer un árbol discursivo y se verían exactamente iguales.

¿Por qué creen que tienen que tratarme diferente a otros alumnos? Es un tipo de discriminación el alterar los contenidos para hacerlos específicos para una persona, y más cuando estas referencias las toman de lugares que no deberían estar espiando.

Además de estas «casualidades» cuando volteo a ver espectaculares en la calle, en concreto las marcas Volkswagen y Santander, contienen cosas que estaban en mi diario, que era privado y estaba en la nube cuando me comenzaron a acosar.

Estas “casualidades” no se sienten bien porque sé que no son casuales. De hecho, son un tipo de violencia que lo que quiere lograr es que te sientas observado y dudes de ti. 

Han pedido directamente a mi empresa, solicitudes de cotización mismas que nunca se cierran. Hasta aquí todo normal. ¿Dónde entra lo raro? En la última para la que participé, nunca me respondieron por qué no me quedé como proveedora. Puse una cotización por hora de trabajo y además añadí un fee de agencia. Luego de uno o dos días de haberla enviado, en una clase de la maestría la profesora menciona “casualmente” que “si su agencia participa en una licitación y su fee de agencia es muy bajo (nótese que que yo sepa nadie de la clase mas que yo tiene una agencia), porque el fee de las demás agencias es de 200mil pesos, ¿pues eso como hace ver a su agencia?” 

O sea, que tengo fuertes razones para concluir que sí hay una relación entre el monitoreo de mis actividades online y el espionaje de mi línea telefónica y las clases en la Universidad Iberoamericana.

Son indirectas que lanzan sin ser frontales, como niños cobardes que avientan una piedra y después esconden la mano, en lugar de hablar de frente y reconocer que están detrás de las cosas malas que me pasaron online y el hecho de que escuchan mis llamadas.

Mis expectativas de cursar una maestría en La Ibero eran aprender de negocios y mejorar mi agencia, hacer amistades y contactos, conseguir nuevas cuentas pero en vez de enseñarme cómo hacer negocios me han hecho sentir como una advenediza que no entiende su lugar en la cadena alimenticia.

Siento además que todo esto es un síntoma de un malestar mucho más grande, de la enorme desigualdad que existe en mi país, que quiero entrar a una escuela de paga para aprender a hacer negocios porque los dueños de las empresas en las que he trabajado son egresados de ahí, pensé que tenía que tener un título de La Ibero para “ser tomada en serio” y “ganar contratos” (¡qué tonta! Esos están reservados para la gente de siempre) y solamente recibo esta situación como respuesta: otro techo de cristal que hay que romper. Estoy muy triste y muy enojada.

Este post lo estoy actualizando el 25 de septiembre del 2023, a la fecha siguen ocurriendo «casualidades».  ¿Qué sigue? Pues absolutamente nada, no pueden hacer nada si antes no aceptan lo que hicieron. Lo único que pueden hacer es contactarme directamente y ofrecerme una disculpa por espiarme durante la pandemia y provocarme un brote psicótico. No pueden darle patadas a una persona y después ponerle un curita, pretender que son amigos y que todo fue producto de su imaginación.

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