Inés Arredondo

Sobre la narrativa de Inés Arrendo: biografía e influencias

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Inés Arredondo fue una escritora mexicana nacida en Culiacán, Sinaloa, en 1928. Se le considera integrante del grupo de escritores Generación del Medio Siglo. Fue una gran cuentista, aunque solamente escribió tres libros de este género: La señal (1965), Río subterráneo (1979) y Los espejos (1988), además de una serie de ensayos.

Es considerada una de las escritoras mexicanas más notables. En 1979 ganó el premio Xavier Villaurrutia por Río subterráneo. Las temáticas que aborda están marcadas por su vida marital, estuvo durante muchos años casada con el escritor Tomás Segovia. Sus obras completas fueron compiladas en 1988, un año antes de su muerte, por la editorial Siglo XXI, esta nota está basada en dicha publicación y en una breve entrevista que tuve con Huberto Bátiz.

Los cuentos del primer libro de Inés Arredondo, La señal (1965), describen el momento justo de una catarsis; están construidos de manera que los sucesos narrados y sus consecuencias parezcan obvios. Uno de los cuentos más populares de este primer libro es «La sunamita», en el que una mujer se casa in articulo mortis con su anciano y moribundo tío para ser la heredera, pero las cosas no salen como ella esperaba y vive una situación espelustrófica sin lugar a dudas.

Muchas de las descripciones que hace atienden a pequeños guiños reveladores de la vida de los personajes: alisar una falda con las manos, lanzar una mirada vacua, etc. Estos detalles marcan la lógica de sus relatos, que no son necesariamente lineales, sino como piezas de un rompecabezas que se mueven del pasado al presente, de la pasión a la culpa, de la piedad al odio o al asco. . . incluso hay múltiples narradores que en general, hablan en primera persona y son testigos de los acontecimientos: la hija, la amiga de la infancia, etc.

Otra característica de su narrativa es la manera de abordar momentos clave de la vida de los personajes y su peculiar y acertada forma de tratar temas de mujeres en las distintas etapas de la vida, como embarazos, el primer beso, el descubrimiento de la sensualidad…

Otro de los grandes temas es la apariencia y la reputación social, que maneja de manera sutil y afortunada. Sus relatos son muy intensos pues abordan catarsis o desenlaces de situaciones que dentro de la trama del cuento se han mantenido tensas, incluso por años.

En su segundo libro de cuentos, Río subterráneo (1979), Arredondo le da mayor importancia a narrar sucesos ocurridos a víctimas de hechos sociales, como los presos políticos y revolucionarios. El tiempo adquiere relevancia en la vida de los yos narrativos de sus historias y se vuelve una presencia constante, capaz de actuar.

Quizá su vida influyó mucho en la temática de algunos de sus cuentos, pues Inés Arredondo tuvo problemas de columna, por lo que pasó mucho tiempo en hospitales, incluso psiquiátricos. El cuento “Orfandad”, en el que una mujer sin brazos ni piernas yace en una cama mientras una serie de personas (imaginadas por ella) pasan a verla y hacen comentarios, podría ser una hiperbolización de su condición. El tema de la orfandad está también presente en otros cuentos, ya sea de uno o de los dos padres. Asimismo, al igual que en La señal, la muerte es una presencia constante.

En 2013, Huberto Bátiz me platicó un poco acerca de la vida de Inés Arredondo, pues saqué el tema al ver que el cuento “Río subterráneo”, precisamente el que le da nombre al libro, está dedicado a él:

«Fue mi mujer unos dos años y fui muy feliz con ella; la mujer más inteligente que he conocido, inteligencia femenina que concordaba con la mía, y la mejor escritora, la única que leía Juan Carlos Onetti en Uruguay.

Pero estaba muy enferma de la columna, con graves dolores, y su papá médico, el doctor Camelo, que es su primer apellido (su mamá era la Arredondo, pero ella se lo puso como nom de plume por su abuelo Francisco, encargado de la gran hacienda de los Redo ELDORADO, cerca de Culiacán).

Luego empezó una larga visita a hospitales neurológicos y hasta psiquiátricos (uno a dos cuadras de mi casa en Tlalpan) y nos hablábamos por teléfono al oír las campanadas del reloj de la parroquia al mismo tiempo los dos. La amé.

Yo estaba casado con mi primera mujer, Estela Muñoz Reinier; y ella con el escritor Tomás Segovia, del que pronto se divorció. Cuando yo me divorcié ella no se quiso casar conmigo para que no cargara con su enfermedad y sus tres hijos (Inés, Ana y Francisco) a quienes yo adoraba. Salíamos de vacaciones con mis dos hijas también, Gabriela y Ana».

Me parece que los cuentos del primer libro están mejor acabados, pues dan una visión completa de lo narrado, mientras que en los cuentos del segundo libro muchas veces sólo se dibuja de manera somera, particularmente en los más breves. El entorno de los cuentos es autobiográfico, aparece, por ejemplo, Eldorado, y las campanadas en dos de sus relatos. El estilo es personal y el contexto gira en torno a una pequeña burguesía que ella conocía bien, retrata la doble moral, las contradicciones y los hechos que se vivían en el mundo que la rodeaba.

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