Acerca del placer femenino y otros temas de salud

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Cuando hablamos de la lucha por la igualdad o equidad de derechos entre hombres y mujeres, uno de los mayores logros del feminismo ha sido nuestro derecho a experimentar placer y no sentir culpa por ello. Es un logro y un privilegio para algunas, pero también es un reto para quienes ya sea por creencias religiosas, tradiciones, entre otras, aún viven con estigmas sociales y culpas que debieran ser erradicadas.

Muchas personas a estas alturas de la historia siguen burlándose o menospreciando cuestiones como el derecho que tenemos las mujeres a relacionarnos en nuestros propios términos con otras personas. Históricamente los hombres, llámense padres, hermanos o familiares, han negociado el matrimonio de sus hijas, hermanas, sobrinas, etc. Y cuando una mujer decide tomar parte activa en la manera de relacionarse con otra persona, es señalada y casi criminalizada. Sufre un estigma. Cosa que no ocurre con nuestros pares masculinos, ellos pueden acostarse con prostitutas y está bien. Pueden casarse con quien quieran y está bien. Pueden tener amantes y está bien. Y si las mujeres tomamos una decisión en este sentido, no está bien. Solo está bien que tengamos sexo con nuestros novios o esposos. Solamente es bien visto que nos relacionemos en un ámbito mucho más estrecho que al que tienen acceso nuestros pares masculinos.

¿Les conté que recientemente alguien me hackeó y comenzó a acosarme cibernéticamente? Una de las formas de violencia que ejercieron sobre mi persona fue llamarme putita a través de una canción. Tuvieron acceso a archivos privados, entre ellos, mi diario, algunas fotos y videos íntimos que no dudo que en algún momento futuro de mi vida puedan querer usar para chantajearme o seguir acosándome. Entre otras cosas, también recibí dickpics (para quien no sabe qué es esto, son fotos de penes) no solicitadas en mi WhatsApp.

Hace un par de semanas estaba hablando con una amiga acerca de un tema personal. A ella, por temas de salud después de pasar por una histerectomía (es decir, una extirpación del útero), una doctora le recetó usar dildos. Dildos, vibradores, juguetes sexuales o, más eufemísticamente, «masajeadores», como quieran llamarlos. El punto es que después del procedimiento y por temas hormonales, si no los usas o si no tienes relaciones sexuales, tus paredes vaginales pueden pegarse y eso hace que las revisiones médicas y el sexo sean dolorosos.

Quiero abrir aquí un paréntesis e invitar a las mujeres que están leyendo esta entrada a cuidar su salud sexual, a hacerse colposcopía, papanicolau y ultrasonido pélvico una vez al año para que nunca tengan que pasar por lo que vivió mi amiga.

Ella compartió esta información con su pareja, con quien tiene amigos en común. Su relación terminó y él comenzó a decir entre personas de su círculo común que ella «usa dildos de treinta centímetros» y otras boberías relacionadas. Ella, por supuesto, se sintió mal porque esto lo comentó como una confidencia y además, que nosotras sepamos, no existen dildos de ese tamaño (quizás el parámetro de referencia de su ex sea así de pequeñito que los ve tan grandes).

Mi respuesta, que por cierto, fue escuchada por quien me está ciberacosando, fue la obvia: uno, es un tema de salud; dos, aunque no lo fuera, no tienes por qué sentir vergüenza por usar este tipo de herramientas. Y es que cuando una mujer se relaciona sexualmente en otros términos diferentes a los establecidos como correctos o aceptados, ni siquiera puede hacerlo consigo misma. Es un absurdo tremendo.

Aquí podría hablar acerca del sexo y la salud. Pero si googlean «sexo y salud» aparecerá una enorme cantidad de contenido acerca de los beneficios de tener sexo. El placer es un tema de salud. Relacionarnos con nuestro propio cuerpo es un derecho. Si no es un estigma en los hombres, ¿por qué lo debe ser en las mujeres?

Quiero mencionar algunas cosas que he notado en la cultura popular acerca del sexo y el placer. Muchas series y películas antiguamente mostraban mucho más el cuerpo femenino desnudo que el cuerpo masculino. Quizás por ello, a fuerza de verlo con más frecuencia, a mí me parece más estético el cuerpo de una mujer. Las curvas propias del cuerpo femenino me remiten a cosas redondas y amistosas; el cuerpo de un hombre también me parece bello pero en otro sentido.

En la mayoría de las películas antiguas cuando hay una escena de sexo normalmente se muestra mucho más el cuerpo de la mujer. La pornografía que he llegado a ver también está más centrada en el cuerpo de las mujeres. Cuando se practica sexo oral en las películas, generalmente son las mujeres quienes lo hacen. Considero que este tipo de enfoque está priorizando el placer masculino.

De un par de años para acá he notado muchos cambios en este patrón. En primer lugar, las nuevas generaciones se relacionan de una manera que las personas de mi generación (soy modelo 88) no lo hacíamos. Para nosotros existían solo personas heterosexuales y gays. Ahora hay una gama mucho más variada de la que no tengo mucho conocimiento, pero creo que ya no está esta necesidad de andar poniendo etiquetas. Lo mismo puede besarse una persona con una mujer que con un hombre, sin por ello tener que definirse como gay o heterosexual; lo mismo puede un hombre maquillarse al igual que una mujer sin que por ello se considere afeminado. Y también los contenidos de series y películas producidas recientemente muestran estos cambios. Ahora hay más escenas de hombres practicando sexo oral, lo cual me parece magnífico puesto que la cultura no solo es muestra de nuestra naturaleza sino que también condiciona nuestra conducta. El placer femenino debe ocupar un lugar importante en nuestra mente.

En mi humilde opinión, seas del sexo o género que seas, estar en contacto con tu propio placer de la manera que quieras: masturbándote o teniendo sexo consentido con otro adulto de tu preferencia, o bien, no haciendo nada porque no te da la gana, es un derecho básico. Vamos a ponerlo así en mayúsculas: SEXO CONSENTIDO. Es decir, que ambas partes estén de acuerdo. Es así de fácil.

Creo que deberíamos normalizar el hecho de que las mujeres podemos acceder a nuestro propio placer de la manera que prefiramos, y en los términos que decidamos relacionarnos con otras personas. Eso pienso yo y me gustaría saber qué es lo que opinan ustedes. Los leo en la caja de comentarios.

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