Mi primera vez con ChatGPT y mi historial de celos hacia los robots

La primera vez que me puse celosa de un robot fue cuando un chico que me gustaba se compró una Thermomix. Llevaba tiempo haciéndole recomendaciones en cuanto a su dieta, por aquella época estaba muy clavada con eso de comer bien y hacer ejercicio a diario; también ahora, pero reconozco que no con tanta disciplina.

Llegué a su casa y me mostró encantado cómo se había preparado un salmón con verduras (de un aspecto no muy apetitoso) pero estaba tan feliz con su adquisición, que no sé por qué, me puse celosa de la máquina. De algún modo, sentí que la Thermomix y su recetario me restaban autoridad.

Sé que es una tontería, que los robots están para «ayudarnos», que los «controlamos», que hacen nuestra vida más eficiente. No puedo, por ejemplo, imaginar mi día a día sin ciertos electrodomésticos como qué sé yo, una lavadora.

Con la llegada de ChatGPT y sus posibles aplicaciones a futuro, presiento que no es la última vez que me voy a poner celosa de un robot. Hace unos meses comencé a ver una serie rusa en Netflix que trata de una mujer robot con capacidad de aprender de sus interacciones con humanos, tal como hace ChatGPT.

La serie, llamada Luchshe, chem lyudi (Лучше чем люди) en su idioma original, en español fue traducida como Mejores que nosotros. En la historia que cuenta, los robots son comúnmente usados como asistentes de los humanos en todos los ámbitos de la vida, reemplazando en ocasiones, al humano mismo; por ejemplo, los sentimientos que puede experimentar un hombre hacia una mujer (y me imagino que viceversa, pero en la serie eso es más común) son dirigidos a robots sexuales.

¿Pero por qué me pongo celosa?

Recientemente leí un libro que habla sobre la automatización y los trabajos del futuro, estamos ante una nueva revolución industrial… muchas profesiones pasarán a realizarse por máquinas. Incluso, menciona el libro, publicado en 2018, el periódico The Washington Post ya lo usaba en ese entonces para redactar noticias políticas.

Y bien, entrando en la materia de este post… hay un fervor respecto a las inteligencias artificiales y en concreto con ChatGPT (quizá porque esta versión que publicaron es gratuita, a diferencia de otras herramientas similares, y por lo que he visto, es la más «inteligente»). Por segunda ocasión en mi vida me siento… no sé si celosa pero sí un poco intimidada… tal vez porque considero que mi mayor habilidad, parte esencial de mí, es mi facilidad para escribir y es a lo que he dedicado toda mi vida profesional.

Por las impresiones que he leído en redes, encontrarme con un sistema que recupera información de una manera tan coherente es algo que quiero grabar y hacer un video en vivo de mis primeras impresiones usándolo.

Antes de usarlo

Mis impresiones antes de usarlo son que:

Gran parte del trabajo que se hace actualmente para redactar textos para la web, pasará a realizarse por estas inteligencias.
A pesar de ello, de algún lugar deben obtener información dichas inteligencias artificiales, ¿será la web en general? ¿serán artículos especializados, investigaciones científicas?
En dado caso, el conocimiento científico tendrá que seguir siendo realizado por humanos, para que después sistemas de recuperación de información extraigan fragmentos destacados, ¿o no?
A pesar de que empresas como Google, que actualmente tiene el motor de búsquedas más usado, han dicho que penalizarán los textos para posicionamiento web generados por estas inteligencias, ¿realmente tienen forma de comprobar si un texto fue hecho por un humano o un robot?
En este sentido, ¿las respuestas que proporciona ChatGPT son únicas o se repiten a todos los usuarios? Ya que los motores de búsqueda pueden detectar fácilmente contenido duplicado.